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JOAQUÍN BOSCH, EL JUEZ DEL RÉGIMEN.

  • Foto del escritor: Jaim Royo
    Jaim Royo
  • hace 3 días
  • 2 Min. de lectura

Antes de llamar a nadie, el Juez abre un procedimiento de investigación que le lleva a decidir si imputa o no a una persona, ya sea el churrero de la plaza del pueblo o el Fiscal General del Estado. En dicho procedimiento constan las pruebas o indicios que le llevan a dictar un Auto, o, en su caso, por la ausencia de los mismos, a desestimarlo. Los procedimientos incluyen investigaciones policiales y acciones previas para la incautación de pruebas; por ejemplo, requerir a Google y a Whatsapp el contenido de mensajes borrados. El resultado de los procedimientos judiciales es secreto y las pruebas e indicios que soportan la apretura de un Auto quedan en poder el del Magistrado. Escuchar a Joaquín Bosch decir en La Sexta que en el Auto del Magistrado del Tribunal Supremo en el que se procesa al Excelentísimo Señor Don Álvaro García Ortiz no aparecen indicios de delito es como escuchar decir a un metereólogo que en el agua no parece que haya oxígeno. Y es verdad, no lo parece por la sencilla razón de que no es visible, pero ahí está. Sin embargo, ese metereólogo sabe perfectamente que el agua consiste en un átomo de oxígeno ligado a dos de hidrógeno; de igual manera que el señor Joaquín Bosch sabe que el Juez recaba y custodia las pruebas obtenidas en el procedimiento y que estas son presentadas a las partes durante el Juicio, de acuerdo a las normas de Derecho. El problema no es el cauce del órgano judicial; el problema es cuando un Juez se sale del cauce, lo retuerce y pone en entredicho para favorecer a un investigado, ya sea el churrero de la plaza del pueblo o, como en este caso, "el Fiscal General del Estado a instancias de Presidencia", tal y como recoge el Magistrado del Tribunal Supremo, que viene a decir ¡que sí, que el agua tiene oxígeno, coño, que hay indicios evidentes de delito! El problema nunca es la verdad, el problema es cuando un Juez trata de ocultarla poniéndose al servicio de intereses políticos, porque entonces se elimina la separación de poderes, que existe en democracia, precisamente, para evitar dictaduras. Eso sucedió en la Alemania Nazional Socialista de Adolf Hitler, siguiendo un plan perfectamente orquestado, y eso pretende que suceda en España nuestro Führer. Para él, el único Juez bueno es aquel que le da la razón, oculta sus tejemanejes y cuelga en su foto de perfil propaganda del Régimen.

Esos son los jueces y fiscales que le gustan.





 
 
 

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