Julio del 23

Dicen que hay elecciones pero no se elige nada. Elegir, lo están haciendo a ostias en Ucrania. Por ahí empieza la cosa. Ya no voy ni a tomarme la molestia de explicar "la cosa". El que no lo haya pillado a estas alturas, que le zurzan. Prefiero decicarme a la brisa que corre a través de mi cuarto, en diagonal, de la salita verde hasta mi cama, que es blanca y tiene un almoahdón blanco de sofá sobre el que me apoyo para escribir sobre mi gata negra que no es mía, es silvestre, y entra al cuarto a comer y me mira o me abre la boca como si fuera una serpiente, pero viene, entra y come; y sobre mi gato, que tampoco es que sea mi gato del todo porque los gatos son solo suyos de sí mismos. Mi gato blanco que casi pierde un ojo en nuestros vagabundeos de ciudad a ciudad buscándonos la vida. Que les zurzan doblemente a quienes no lo hayan pillado. Mi gato que casi pierde el ojo y ahora te mira con una pupila negra doble, la del ojo izquierdo, viene cada dos noches, de madrugada, pasa un día comiendo y descansando y se pira. Él si lo ha pillado. Creo que no lo ha pillado nadie que todavía guarde el dinero en el banco o que no haya pasado hambre. ¿Saben? Me hecho una colección de llaveros que penden de una argolla con todas las maldiciones que me tiran a la chepa. Solo mi padre me las tiraba a la cara, hasta que le dije una palabra mágica y desde entonces se sumó al carro de los que me maldicen por la espalda. Pues me he hecho una colección de llaveros y acabo de tirarla al mar junto con una cruz muy lujosa por la que podían haberme dado algún dinero. Que le zurzan a la cruz. Ahora voy a tomarme a café y a esperar. Es bonito no esperar a nada ni a nadie, aliviador. No espero a las olas. No espero al subnormal de turno. No espero a las palabras bonitas del vendedor de rosquillas. Y me encuentro a los corazones limpios que sí que lo han pillado, aquí, sentadito en mi cama con esa cortina de flores, ahí enfrente; y la gata negra, la silvestre, Laylah, come. Anoche me tomé un americano a las 00:00, que es un número muy profundo. Hoy voy a tomarme el cuarto café en cuanto acabe de respirar estas letras. Son las 18:35, que da igual; pero todo lo de antes también. Esto, no: ELEGIR ES EN USTED.