A DOS VELAS
- Jaim Royo
- 30 abr
- 3 Min. de lectura
Pero vamos, que no importa, que da igual y que a mi qué.
Ése es el Estado de la Nación, no espere a que lo debatan en el Parlamento.
Pasotismo total mientras los sátrapas se visten de esmóquin y las tiranas de Christian Dior.
El mismo señor Presidente del Gobierno que aseguraba entre gestos histriónicos que jamás de los jamases habidos y por haber sucedería un apagón en España, el mismo que decía que eso son cosas de la extrema derecha, fantasmas, bulos, paranoias, ése mismo nos dijo hace dos días que, en 5 segundos, había desparecido el 60% de la producción energética del país y no sabía cómo. Qué más da. Los votantes de cañas. Nos da igual estar en manos de ineptos. Nos da igual estar en manos de gente que firma un contrato y lo incumple porque la empresa es de Israel; pues no haberlo firmado, so merluzo. Nos da igual que incumpla uno pero sigan vigentes otros 39. Nos da igual que los reporteros, estando a pie de la noticia, llamen a redacción para preguntar qué tienen que decir. Nos da igual que la banda del Gobierno se sostenga gracias al voto de un prófugo de la Justicia. Nos da igual que el prófugo aparezca, de un mitin y vuelva a desaparecer sin que nadie lo detenga. Nos da igual que nos alquilen 20 metros cuadrados a 1300 euros. Nos da igual que vayas a urgencias y te tires 10 horas esperando. Nos da igual habernos convertido en un país de servicios de hostelería. Nos da igual haber perdido nuestra idiosincrasia. Nos da igual la precariedad laboral y la minucia de salario. Nos da igual que "la luz" se haya disparado desde el apagón para pagar de nuestro bolsillo la energía que nos negoció Marruecos para ayudar a su esbirro. Nos da igual que el esbirro nos diga que no tienen ni puta idea de lo que ha pasado. Nos da igual que demostrara su talente de cobarde cuando le dio esquinazo al Rey, en Paiporta. Nos da igual se saltara la Constitución al menos diez veces durante la pandemia. Nos da igual no saber quiénes eran los del Comité de Expertos. Nos da igual no saber que nos inyectaron. Nos da igual que los índices de mortalidad se disparasen a raíz de la salvífica vacuna. Nos da igual que el pacifismo, la solidaridad, el buenismo y el etcétera supino de retahilas bien hablantes nos lleven de las orejas a la guerra. Nos da igual que la condenen allí y la bendigan acá. Nos da igual que eduquen a nuestros hijos en la existencia de 7 géneros, 15 identidades sexuales y 27 orientaciones distintas, nos da igual que mientras tanto las psicopatologías afecten al 35% de nuestros ciudadanos, y subiendo. Nos da igual que la mujer del esbirro esté procesada por intrusismo, tráfico de influencias, corrupción y apropiación indebida. Nos da igual que su hermano lo esté por prevaricación y tráfico de influencias. Nos da igual que Madrid sea hoy una barricada de basura. Nos da igual que la cultura censure a quien opina distinto al "nos da igual". Nos da igual que la España vacía sea hoy musulmana, total, no la vemos. Nos da igual que nos masacraran en Atocha, en Barcelona y en Cambrils. Nos da igual rendirnos. Nos da igual disfrazar la rendición de tolerancia. Nos da igual que se procese harina de insectos, nos da igual comer bichos.
¿Y saben a cambio de qué?... A cambio de nada.
A cambio de un subjetivismo mental abstracto, no existente, irreal, ficticio, que te lleva a pensar que eres feliz porque te puedes pedir un Glovo y ver tu serie creyéndote skoliosexual.
Pues te lo comas con patatas.
España, no despiertes.
Déjate dormir en la ignorancia de ti misma, apedrea los espejos que reflejan tu rostro y mírate en el precioso semblante de tu Presidente cuando acude a las galas donde alaban su pútrida desnudez humana.
Es la tuya. Duerme y no te levantes nunca, España, desaparece en el plácido limbo de una bañera tibia con las venas abiertas, mientras sonríes con un cacho de pizza en la mano y restos de diazepan en la alfombrilla.

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