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Foto del escritorJaim Royo

DEBLA DEL CAMINO

Actualizado: 23 ene 2023




Dicen que vieron morir a Yosef en la guerra.

Y está tomando aquí café conmigo.

Ahora se que mi sitio se fue.

No quiero decir.

Tierra Santa en los talones.

Vivir basta, solo hacer.

Tener letras para quien las pida en el camino, siempre hay algún descosido de aquellos cuatrocientos que siguieron a David. Hombres sinceros en cuya pena no cabe lamento, la cargan como el pastor su morral. En ella meten la mano para coger dátiles. ¿Sabes, gitano? mi suerte está echada en Macpelah. ¿Cuánto crees que depende mi? ¿Cuánto piensas que duraran estas palabras sin que las traigan a morderme? ¿Tendré la misma pinta cuando volvamos a vernos? Tú, sí. Me lleva el ruaj que flotaba cuando todo era vacío. Para los demás, sí tengo; para mí, Él. A menudo quieren contarme lo malo que soy. No asistieron al juicio. No escucharon nada. No asisten si quiera a lo que ven sus ojos. Mi lugar se ha ido de ellos, ¿a dónde ha ido mi lugar? Simón me ha bendecido. Llevé la mano al corazón, a los labios y a él. Amén. Pero de eso no entienden los fieles del otro lado, de cortar las llamas del fuego con otra llama mejor. De estar: Por Fuera de los Nombres. De donde todo se oye, no saben. De donde todo se ve. De tu dolor, no tienen noticia verdadera. Nuestras mujeres nos oyen decir que hablamos con los ángeles, nos oyen cantar cuando lloramos, nos escuchan las maravillas que El Santo pone en nuestra boca. Alimentamos sus corazones con granadas, olivas, vino y pan; las cubrimos con el rocío del cielo, encendemos su chispa, nos llevamos la cáscara y les dejamos la luz. Mientras tanto, cada palabra regalada brilla contra nosotros. Y nos maravillamos sonrientes de lo rápido que aprenden a luchar. Salimos fuera, nos liamos un cigarro, fumamos y nos tomamos un par de cafés. Todo es rezar, de eso se olvidan. De que el mundo no es el sitio de Di_s, sino D_os el Sitio del mundo. De la cercanía, se olvidan. Yo no hablaba yiddish y tú chapurreabas el inglés, pero oí el Nombre a Quien clamabas en tu súplica, te oí llamarle; y tú, me viste a mí. ¿Cómo voy a decidir algo si he venido a servir? El Rey dice, yo voy; hace, y me dejo. Creo que el 2027 será un año distinto, a eso puede llamársele esperanza. Han sonado voces bonitas y sin embargo vuelvo a estar aquí. Tendría que esconder esto. Tendría que esconderlo aunque sea escritor. No me quedan fuerzas para ser un malvado, han hecho un buen trabajo conmigo. Así que me voy, vuelvo a irme como siempre, más cerca. Dijiste que tuviera cuidado porque me viste trepar a la raíz de la luz. ¡Mira, entonces, el pecado que me trajo aquí! ¡Y canta, canta que te siga yo la tarde de nuestro shabbat! ¡Canta Simón! ¡Y tú, querido gitano, canta! que por eso escribo yo.


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