JOSÉ ANTONIO MARTÍN PALLÍN, EMÉRITO DEL USO INDEBIDO.
- Jaim Royo

- 20 ago
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Ayer, el ex-Magistrado del Tribunal Supremo y ahora emérito, no un cualquiera, sostuvo en Espejo Público de A3 que su colega, el Juez Peinado, está montando un numerito con eso de investigar a Doña Begoña Gómez, la esposa del Presidente del Gobierno, por desviación de recursos públicos.
Está claro, el mismo Martín Pallín lo admite, que la asistente que gestiona la agenda de Begoña Gómez escribía desde el dominio institucional para tratar asuntos privados de la la famosa cátedra de su jefa. Eso no lo duda nadie ya que ha sido reconocido por la misma ejecutora de este ingénuo e inocente acto en el que lo privado se mezcla con lo público de modo que los intereses personales se vean apoyados, reforzados y beneficiados por la sombra de Presidencia. Es decir, un ingénuo e inocente acto desinteresado de malversación en el que la esposa del Presidente de Gobierno se afana en llenarse los bolsillos por venir de parte de quien viene. Es, para empezar, como si una señora se salta la cola de ventanilla en el banco porque es la esposa del Director de la sucursal y tiene prisa; pero más grave, porque se están derivando los fondo de Estado, el sueldo y tiempo de una empleada pública, a los propios intereses particulares de la doña. Digamos que la teórica mujer del director de la sucursal se habría llevado a la cajera de "personal shopper" en horas de oficina, y también como si le hubiera pedido un poco de dinero para hacer la compra en el súper, que luego ya te lo devuelve mi marido. Todo esto es tan de Pero grullo que da verguenza explicarlo.
Así que el Juez Peinado las llama a declarar para tomarles declaración y que se expliquen, vamos, lo que viene siendo el día a día de un Juez instructor. Normal, ¿no?, indagar a ver hasta dónde alcanza el asunto. Pues llega Martín el Emérito y suelta que "la diligencia es inútil e innecesaria" porque lo que se investiga es si se ha sobrepasado y que, por tanto y según él, la función que realizaba era correcta. Ergo, de acuerdo a la lógica de Martín, que no a Derecho, pasarse de la raya está en el límite de lo correcto. ¿Hasta dónde nos podemos pasar de la raya, señor Juez? No contento, sigue después, en el colmo del disparate, afirmando tranquilamente que es como si él acusara al Juez Peinado de malversación por utilizar el coche del Presidente del Gobierno. Por favor, relean esta última frase porque, siendo absurda, cuesta entenderla. Dice que si el Juez Peinado utilizara el coche del Presidente del Gobierno para ir a hacer recados no sería malversación de fondos públicos; y añade, de paso, y se queda tan ancho, que tampoco lo sería si coge a los escoltas y les pone a hacer un trabajo de carpintería. ¿Pero que hace este señor hablando en la tele? Como supongo que no está gaga, solo cabe la otra respuesta: es uno de esos súbditos que grita al paso del rey desnudo lo bonito que es su traje. Hablando en plata, nos trata de imbéciles. Y es gravísimo que un ex Magistrado del Tribunal Supremo se dedique a soltar irracionalidades como si fueran Ley, cuando un mero y simple ciudadano con los oídos limpios y las entendederas en su sitio sabe que su argumento es demencial. Vaya, que si me lo creo, mañana me voy a la piscina de la casita en Lanzarote de estos dos jetas profesionales, entro en la cocina a prepararme un margarita y por la noche me voy de marcha en su buga con los escoltas comprándome el champán en las salas VIP de la discoteca. Al fin y al cabo, el comunismo va de eso, ¿no?



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