QUIERO QUE CONSTE

La frenética actividad de Pedro Sánchez tras el verano está encaminada a mostrar dos premisas y ocultar un propósito. Las premisas llevan al propósito, pero también y sobre todo, son a modo de manipulación y señuelo. La primera, aparecer mucho en redes sociales, televisiones y periódicos planteando medidas sociales, políticas y culturales; la segunda, tensar la situación patria, crispar el ambiente tanto como se pueda, hacerlo irrespirable, ir más allá de lo nunca antes visto. Con una, afianza la idea de ser un Gobierno progresista que se ocupa por el bien de la Humanidad; con la otra y a la vez, provoca a los poderes que desea dominar: el Judicial y las Fuerzas de Orden. No es baladí, Pedro Sánchez está calentando la temperatura de nuestra nación para que sea factible la idea de un golpe de Estado contra ese su Gobierno tan Humano, cultural y "de la gente" que se trabaja en galas, presentaciones y congresos.

Estos días, he estado observando la franca mejoría de su aspecto anímico, una mejoría que iba más allá de las vacaciones a cuerpo de rey que se ha metido en Lanzarote, y me preguntaba a qué podía deberse esa sonrisa espléndida que está gastando en selfies y guiños a cámara, ese humor encandilado y gozoso que le hace retorcerse de gusto antes de soltar algunas frases. ¿Por qué aquel hombre al borde del colapso psíquico en Julio regresa en Septiembre convencido de su victoria? ¡Ay, Sánchez, te enseñaron a mentir pero no sabes disimular! Nunca llegarás a Zapatero. Su cambio me hizo recordar cierta máxima operacional de las sociedades secretas, y comprendí que, durante sus veladas en La Mareta, el Gran Maestre le ha explicado el procedimiento a seguir: "Esconde tu propósito, defiende una causa y azuza la contraria". La causa a defender es el pueblo, la justicia social y la Humanidad; su contraria y a la que jalea, el odio, el enfrentamiento y la violencia. Pedro Sánchez participa de la jugada con el entusiasmo de un aprendiz porque su Maestro le ha mostrado lo que ustedes no ven, y eso le divierte, eso le hace regocijarse internamente hasta el contoneo y la risa histriónica que vimos en Málaga. Le divierte provocar porque es una trampa; y las víctimas, los poderes que se le resisten y desea dominar, lo repito, el Judicial y la Policía.

   Ahora viene el ardid, ese giro en el que Umberto Eco se recreó con “El cementerio de Praga”, será un auto-Golpe... cuando el contexto que está generando haga verosímil un Golpe de Estado ellos mismos harán que suceda. Sí, ejecutarán la última parte de un plan medido con escuadra, cartabón y compás, un falso alzamiento con la ayuda inestimable y necesaria de un incauto, un falso alzamiento que se disolverá como un azucarillo y les dará la oportunidad de hacer una limpia exhaustiva en los estamentos que codician, amparándose, desde luego, en la defensa de la democracia. Y entonces, España estará perdida.

   Ante esto, lector, hay dos opciones, una es apretar los dientes, llegar a la Generales de 2027 y barrerlo de las urnas; la otra, está manos del cielo.