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EL TRAJE DEL REY

  • Foto del escritor: Jaim Royo
    Jaim Royo
  • 22 may
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 27 may

Querida Excelencia Magnífica en cuya persona Ilustre todas las loores se reúnen y hacen gala:

el 19 de Mayo le vimos en el Museo del Traje clausurando la presentación del informe de la Fundación Cotec sobre "Los sectores culturales y creativos en España". Habló usted con su mejor sonrisa de la transformación del sector cultural. Así lo llamaba, transformación. Se le veía encantado, feliz de pasearse por uno de esos pazos en los que todos le rinden homenaje y genuflexan y animan y consienten, un bello lugar en el que los pajaritos le cantan lo bello y hermoso de sus elevados pensamientos; un jardín en que las flores se postran ante el sol de su Majestad o abren los pétalos admiradas. Uno de esos espacios que usted aspira a extender en las seis direcciones para que no exista el disenso y todos sigamos la pauta de su excelso pensamiento. Comenzó recordando la pandemia, ay, aquellos tiempos en los que la ciudadanía asustada seguía sus órdenes Supra-Constitucionales sin capacidad de rechiste. ¡Qué ocurrencia tan sintomática, Egregio Señor! Recordar lo malo, la plaga, la muerte y el sometimiento a las Supinas Autoridades para arrancar un discurso sobre la cultura. Claro que sí. Obedece o muere. Escribe, canta y baila como te digo o quédate en los márgenes de Mi mundo Mío. Recordó usted que en aquel entonces se preguntaron (¿los del Comité de Expertos?) "si la cultura era un bien esencial o no para nuestra sociedad". Su respuesta oficial en 2020, fue que no; y el pasado lunes 19, dio a entender que sí, demostrando con ello la quintaesencia de su capacidad político-moral: dórame la píldora y te haré reina en un jardín de rosas, dáme cremita y etcétera... Sí, Insigne y Soberano Sánchez, durantre la pandemia que tan bien trajo usted a colación se restringieron nuestras libertades. ¡Viva la cultura! Dijo también en el Museo del Traje que la libertad de expresión del sector cultural nos permitió entender el mundo, que la cultura nos ayuda construir puentes entre sociedades y que, por eso, se equivocan quienes prentenden un sector cultural anodino y mudo, lo cual acabó hilando a Gaza y Palestina en uno de esos requiebros Suyos, Altísima Vuecencia, que esconden la bolita del trilero o, hablando en plata castellana, le dan la vuelta a la tortilla. Desde ahí, le fue sencillo abogar por la exclusión de Israel de competiciones deportivas, certámenes culturales y negocios los que fueran, porque, dijo, "no podemos permitir dobles estándares en la cultura". ¡Desde luego que no, todos a una! Que la cultura diga lo que usted quiere. Que los periodistas digan lo que usted quiere. Que los jueces sentencien lo que usted quiere. ¡Así se habla, que para eso es usted Don Pedro de las Españas! ¿Qué es eso de defender cualquier otra postura distinta? Sostener, por ejemplo, que Israel está combatiendo al terror que establece fundacionalmente la aniquilación de los judíos. ¡Semejante desfachatez no puede permitirse! ¡Sólo su estándar, mi Excelencia! ¿Qué es eso de recordar que Israel está respondiendo a un ataque masivo en varios frentes que tuvo como punto de partida la invasión de su territorio por una horda de salvajes que en apenas seis horas masacraron a mil cuatrocientas personas? ¿Qué es eso de apuntar el dato de que a ese ritmo de matanza HAMAS hiubiera acabado con la vida de cuatro millones de judíos en solo dos años? ¡Qué atrevido sería escribir que un sector cultural anodino es aquel que obedece la agenda política del Gobierno! ¡No se puede permitir el doble estándard, Excelso Mío! ¡Cancele, silencie y al ataque! Como hizo dos días después, en sede parlamentaria, llamando a Israel Estado genocida. No al Gobierno, no a Netanyahu, no a nadie en concreto llamó usted genocida sino al Estado, es decir, al país entero. Free Palestine. Intifada global. Acosa y señala, que otros ejecutan. Así actúa un estadista de altas miras y pedestales. Eureka y bravo, esa es la nueva normalidad que fue instaurada como medida de todas las cosas durante la plaga global: Nazional Socialismo, Yo soy Juez, Yo soy la Prensa, Yo soy la Cultura, Yo digo quién Sí y quien no. Los tribunales no importan o solo importan si aceptan mi veredicto. Por tanto, y aquí vino el quid de la cuestión en su arenga a los acólitos del pasado día 19 en el Museo del Traje, denominó a la cultura "activo estratégico" para la implementación del cambio de paradigma. Y el paradigma es, mi Espléndido y Suntuoso Señor, oh, mi Rey: Que nadie ose decirle que está usted en bolas.





 
 
 

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